Un sabado 23 de Febrero cambió mi vida totalmente.
Incontables noches pasaron antes de que llegara ese tan esperado día. No vino de la nada; yo llevaba mucho tiempo en la inconformidad en busca de un cambio.
Un familiar alguna vez pronuncio su nombre, bastante extraño por cierto. Todo apuntaría a que olvidaría ese nombre, mas mi bendita curiosidad me hizo investigar acerca de esa cosa.
Era bastante difícil. El día anterior me había asegurado de proteger todo, a fin de que no tuviera ninguna consecuencia. Entonces el día llego: me levante temprano y comencé, muchas veces estuve a punto de desertar, mas cuando di un ultimátum el milagro ocurrió.
Logre remplazar las ventanas por el pingüino: “Ubuntu estaba en la casa”