Hace algún tiempo comencé a analizar como era la vida en los estacionamientos. Después logre transformar este suceso en una alegoría que trata aspectos éticos muy interesantes. Presento la alegoría a continuación:
Pensemos en un gran estacionamiento de un centro comercial, dicho estacionamiento esta ubicado en una zona altamente poblada.
Todos los conductores aspiran a obtener un lugar en los pisos que se encuentran arriba, quizá porque estos tienen acceso directo a la plaza, pero acceder a ellos sólo es una utopía, ya que los dueños de tiendas y administradores del centro comercial se adueñan de estos lugares antes de abrir la plaza. La mayoría de los conductores saben que esto sólo es un sueño lejano, arriba nunca habrá lugar para el conductor común.
Así que el conductor corriente se conformaría con encontrar lugar en la planta baja. Sin embargo, los lugares de la planta baja son los primeros en llenarse cuando recién se ha abierto la plaza.
De este modo, cada conductor dependiendo de su esperanza en encontrar lugar van descendiendo niveles, cada nivel con más lugares que el anterior.
Una vez en el sótano, en el 1er nivel tenemos el acceso a alguna tienda subterránea de segunda, pero sigue siendo un piso comercial lleno de buena publicidad. En el segundo nivel ya no hay plaza, mas los lugares están limpios y no hace tanto calor como en los pisos siguientes. En el 3er nivel tenemos un piso descuidado con muchos más lugares y por último en el cuarto nivel se presenta un piso abandonado, sin luz, sucio, a nadie le agrada y nadie lo conocería de no ser por la ausencia de lugares.
El estacionamiento se encuentra completamente lleno, además hay muchos coches esperando afuera. De vez en cuando se desocupa algún lugar, pero este se llena instantáneamente por todos los coches que se encuentran dando vueltas en la plaza. Evidentemente la administración de los coches que se dejaron entrar fue un fracaso; superan en 10 veces la capacidad de estacionamiento.
A esto debemos sumarle aquellos conductores inconscientes que ocupan dos lugares en vez de uno, por estar a la mitad de los dos lugares o en un lugar invadiendo una parte del otro. Incluso algunos llegan a atravesarse horizontalmente en los espacios cubriendo a más de dos. Pero no son tan malas noticias, algunos lugares cuentan con espacio para más de dos coches.
Encontrar lugar en la plaza muchas veces es cuestión de suerte, sin embargo es claro que aquellos que tienen un automóvil veloz pueden tienen mayor ventaja con respecto a los que llevan un coche de antaño; cuando estos ven un lugar no son lo suficientemente rápidos para llegar a el.
Inclusive hay quienes llevan grúa y se roban el lugar de otro. Por supuesto que están también los que van de paso y sólo dan una vuelta por el estacionamiento y se van. Es pertinente mencionar a aquellas personas que roban los tapones, espejos y llantas.
Este tipo de situaciones propicia que la mayoría de los conductores baje automáticamente hasta el último piso para encontrar lugar.
Evidentemente muchos coches no se adaptan, no caben o sencillamente no les gusta algún lugar del estacionamiento por lo que tienen que ir en busca de otro.
Generalmente la mayoría de los coches encuentra lugar tarde o temprano. Pero no todos!